Carlos Cossio, presunto asaltante de Chicureo fue aprehendido ayer.




Con su detención se espera descifrar el misterio que envuelve la horrorosa tragedia.



En poder del reo se encuentran algunas balas de una carabina Winchester, que también recogen los carabineros Cossio proclama su Inocencia.

Aún cuando las pesquisas sobre el asalto al fundo Chicureo se han desarrollado hasta ahora con gran actividad, sea porque el necesario secreto en que ellas hayan de efectuarse, impide conocerlas en todos sus detalles, sea porque realmente no llegan todavía a concretar una certidumbre de rápido esclarecimiento, de expectación publicase acrecienta y forma sus variadas conjeturas en los escasos detalles de vaga orientación que han sido dados a conocer.

Pueden ellos tener alguna importancia o no conducir a parte alguna, pero es de rigor en estos casos que nada se abandone sin que haya sufrido una minuciosa comprobación.

Se halla en primer lugar, el reconocimiento de uno de los asaltantes, por el señor don Alejandro Labarca. Dicho bandolero es Agustín Cosio y posee ya su hoja de servicios en el libro de la delincuencia. Según averiguaciones posteriores, se supone que él haya sido el jefe de los asaltantes. En la detención de este individuo y de su hermano Carlos hay pues una pista de la mayor importancia.

Otro detalle, que terminó con la aprehensión de M. Rojas, fue la declaración de uno de los bandidos en el momento del asalto. Este habría dicho: “Esto se lo deben a Rojas”. Hasta el momento no parece deducirse una pista de semejante exclamación.

Hay otros detalles que, por el momento, basta resumir en una enumeración ligera, y de cada uno de los cuales se deduce una interrogación. En la casa asaltada según se ha dicho, había perros, pero al penetrar los bandidos ninguno alarmó gruñendo o ladrando. Uno de los señores Labarca, (Luís) tenia en la casa una carabina que siempre se hallaba cargada. Al hacer uso de ella para intentar una defensa, encontró que estaba vacía. Se ha expuesto para explicar este hecho que uno de los asaltantes penetró primero a la casa y descargó el arma. Si fuera así el bandolero el bandolero conocía la casa y podía operar con alguna seguridad, eludiendo la alarma y la defensa que hubiera originado el sorprendérsele. Si no fue así ¿Qué mano sacó las balas de aquella carabina?

Durante el asalto, a uno de los malhechores se le cayó una fe de bautismo que fue recogida y corresponde a un individuo de apellido Castro. Sería curioso que un bandolero anduvieses con su fe de bautismo en el bolsillo.... Después de haber cometido su crimen, los asaltantes huyeron y se ha comprobado que pernoctaron en un rancho situado a distancia de Chicureo. El dueño de casa, según dice les dio alojamiento por temor. En la mañana se fueron. ¿No reconoció a ninguno?

Todos estos detalles y muchos otros forman las bases de la investigación que se está practicando. Pero entre tanto se mira también hacia los móviles verdaderos que hayan podido inspirar el terrible asalto. El salvaje encarnizamiento de los asaltantes no estaría bastante justificado por el objetivo del robo. Sin embargo coincide el ataque a la casa del señor Labarca con un reciente viaje a Santiago que él hizo y en cuyo regreso llevó dinero.

Es preciso también no perder de vista, cualquiera de esos hechos anteriores que pudieran hacer presumible una venganza. En general no parece haber asaltos de esta naturaleza sin indicios anteriores. ¿Nadie en el fundo advirtió dentro fuera de él algún hecho sugestivo, ni un rumor, ni una amenaza? ¿Cabe suponer que los asesinos hayan obrado al servicio de otras personas? Todas estas interrogativas estarán formulándose mientras no se produce una mayor luz sobre el odioso crimen.

Santiago, Domingo 14 de Febrero de 1926

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