Declaraciones de los testigos


CON LA ESPOSA DE GARRIDO.
Interrogamos también a la señora Gabriela Miranda de Garrido. Nos explico que ella había llevado una escopeta para proporcionársela a los que desesperadamente trataban de hacer un esfuerzo para defenderse, pero en atención a que ya este auxilio no era necesario, se dedicó también al cuidado de los heridos.

Yo llegue, señor, nos dijo, a la puerta del comedor cuando aún don Luis no había fallecido, pero ya apenas respiraba.

En los momentos del salteo nos agregó, me dedique con interés a atender a la señora Elisa, esposa de mi patrón, que pedía por favor que le salvaran al chiquitín que llevaba en brazos. Yo la llevé como pude hasta mi pieza para alejarla de los malhechores.

AL SABER LA MUERTE DEL SEÑOR LABARCA
Mientras escuchábamos al administrador y a su esposa el relato que hemos trascripto, se nos escapó la noticia del fallecimiento de don Alejandro Labarca.

___”Cómo, preguntan, ¿murió don Alejandro"?
___Esta tarde, desgraciadamente.

Al escuchar nuestra respuesta la pobre señora no pudo ocultar su pesar y los ojos se le nublaron de lágrimas, al mismo tiempo que una exclamación de reconocimiento a los méritos del señor Labarca se escapaba de sus labios temblorosos.

FALLECE OTRA DE LAS VICTIMAS
Poco después del medio día fuimos informados de que había dejado de existir en el pensionado del Hospital San Vicente, don Alejandro Labarca Prieto, que fue traspasado por una bala de carabina en la noche del salteo.

La noticia del fallecimiento del señor Labarca produjo en esta capital un justificado sentimiento de pesar. Era especialmente estimado por los muchos merecimientos que le permitieron rodearse de numerosas amistades y hacerse estimar de las personas con quienes por una u otra circunstancia tuvo oportunidad de conocer.

Su muerte ha sido aún más lamentada al pensar que ha caído cobardemente asesinado por delincuentes que no repararon en causar daños de tal magnitud por saciar ambiciones bastardas y dar rienda suelta a sus instintos malvados.

Su cadáver quedó en el hospital y será llevado al cementerio General.

LAS INVESTIGACIONES DE LA SECCIÓN DE SEGURIDAD
La sección de seguridad ha seguido con actividad inusitada desarrollando una serie de iniciativas con el objeto aprehender a los autores del salvaje salteo.

Como a las 4 de la tarde después de conocerse algunas declaraciones tomadas por el juez señor Darrigrandi y de recibirse otras informaciones de interés entre los jefes de esta repartición policía, se despacho a un grupo de agentes en un camión de la policía que siguió hacia un punto cercano al lugar de la tragedia.

Los agentes se hicieron acompañar por el detenido Félix Berrios.

A cargo de este grupo de pesquisantes iba el propio Subprefecto, señor Peralta, lo que demuestra la diligencia con que se sigue la pista de los bandoleros.

Con motivo de la partida de los agentes en los círculos policiales se hacían diversos comentarios llegando hasta creerse que pudiera tratarse de la aprehensión de uno de los presuntos culpables osea de Agustín Cossio.

Como a las 10:30 de la noche regresaban los pesquisantes trayendo a tres detenidos cuyos nombres no creemos del caso dar a la publicidad por tratarse de individuos que solo han sido detenidos en la esperanza de que den algún dato que ayude al desarrollo de la pista que se sigue.

Estos sujetos visten humildemente y en su aspecto no dan la idea de que pudieran tener complicidad en el triple asesinato de las casas de Chicureo.

ROJAS ES LLEVADO A LOS CAMPOS DE COLINA
En la tarde acompañado de dos agentes y cómodamente instalados en el interior de un Ford fue llevado el detenido José M. Rojas, a los campos cercanos al sitio en que ocurrió el salteo a fin de precisarse algunas informaciones que se necesitaba esclarecer para el mejor éxito de las pesquisas.

Rojas, como lo dijimos en nuestra edición de ayer, es el ovejero de la hacienda Chicureo al cual se refirió uno de los bandidos cuando le dijo al joven Félix Grohnert: “ esto se lo deben a Rojas”

¿ROBO O VENGANZA?
Según las averiguaciones que hemos practicado en el día de ayer don Luis Labarca, dueño del fundo, habría estado el lunes en Santiago con el propósito de llevar una importante suma de dinero para hacer algunos pagos en los gastos que demanda la atención de la industria del carbón y acarreo de la leña.

El señor Labarca habría llevado en efecto este dinero y se estima por algunos que el salteo lo abrían llevado a efectos los bandoleros únicamente con el propósito del robo.

Por otra parte, examinando los cadáveres de las victimas y observando la forma en que fueron destrozados, especialmente el de Don Luis Labarca, que perdió hasta los ojos, podría presumirse que se trate de una terrible venganza.

Indudablemente que hasta este instante nada puede avanzarse en concreto. Fue la ambición del robo o el espíritu de venganza el que guió a los delincuentes?

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